Las cuestiones medioambientales están hoy en día a la orden del día, ocupan un lugar destacado en las preocupaciones de los políticos y están interiorizadas en cada uno de nosotros como una emergencia.
Se trata del respeto y el amor por la naturaleza que cada vez nos inquieta más, a juzgar por la devastación de los bosques, por el tan propagado calentamiento global asociado a la mayor frecuencia de catástrofes medioambientales que presenciamos.
Este sentimiento nos conmueve a todos los que amamos verdaderamente la naturaleza y el legado que queremos dejar a nuestras generaciones futuras. Nuestro planeta es hermoso. Tiene lugares sublimes. Todo es un regalo de la madre naturaleza. Portugal no es una excepción. Tiene el sol, el agua del mar y de los ríos, las montañas y las marismas.

Cada uno de nosotros alberga un deseo y un sentimiento de conexión con la naturaleza, de conocerla, admirarla, respetarla o defenderla... en definitiva, de formar parte de ella.
El peregrino o el caminante absorben el placer de la contemplación, el registro del acontecimiento fortuito, en esta relación umbilical con la naturaleza. Los caminos, las rutas y los senderos son un medio privilegiado para consumar esta comunión.
El Alto Minho es pródigo en cantidad y calidad de senderos, que promueven esta intimidad con la naturaleza, con ascensos a los paisajes más altos o con un refrescante chapuzón en cualquier cascada, en un día caluroso y soleado.

Existen numerosas plataformas —Alltrails, Wikiloc, etc.— sobre este tema, con información y rutas que ofrecen a los amantes del senderismo alternativas variadas e igualmente sorprendentes. En nuestra zona, Valdevez, la ecovía de Sistelo es la más emblemática y de menor dificultad; hay otras para los más atrevidos.
Esta es una actividad que apreciamos por el bien que hace al cuerpo y a la mente. Al final, el confort para recuperar energías en Carvalha House – www.carvalhahouse.pt .
